En PlaZENta utilizamos un proceso de deshidratación en frío
con tecnología de punta llamado liofilización.
Se congela la placenta a muy bajas temperturas (-45°C) y se disminuye la presión al alto vacío.
El agua contenida en la placenta pasa de sólido a gaseoso sin pasar por líquido.
Se encapsula la placenta con todas sus propiedades originales.
La placenta se expone a temperaturas mayores a 40°C
El agua contenida se evapora pero las propiedades de la placenta se degradan con la temperatura.
Se encapsula la placenta con pocas bondades.
Comienza con una super congelación de la placenta a ultra bajas temperaturas (-45°C).
Seguida de un incremento sutil en la temperatura dentro de un ambiente al alto vacío
Se logra un fenómeno llamado sublimación (el paso del agua de sólido a gaseoso sin pasar por líquido).
Liofilizamos, pulverizamos y encapsulamos tu placenta para que la puedas consumir.
Liofilizamos, hiper pulverizamos y hacemos dosis.
Cada placenta es única, por ello tenemos los mas altos estándares sanitarios y de seguridad.
Cuidamos tu placenta con el mismo amor que ella cuidó de tu bebe.
Es posible que en la mayoría de las clínicas y hospitales descarten la placenta como desecho médico, subproducto o residuo del embarazo.
Por eso queremos compartirte algunas recomendaciones.
Informa a tu obstetra sobre tu decisión de que te entreguen tu placenta.
Es probable que tengas que pedirle una orden por escrito para entregarla a las enfermeras en el momento del parto.
El cordón puede seguir conectado sin problema hasta que deje de latir.
La placenta debe congelarse dentro de las primeras 4 horas tras el parto, es bueno estar preparada pero también saber que no hay necesidad de apurarse.
Llama al centro donde esperas parir y pide hablar con la enfermera jefe, coméntale de tus deseos de quedarte con tu placenta y pregunta las políticas del hospital al respecto.
Tras el alumbramiento, el doctor inspeccionará la placenta en busca de anormalidades y para confirmar que se haya desprendido completa.
Luego la colocará en un recipiente y el hospital la llevará a refrigerarse.
Una simple carta de descarga, liberando al hospital de cualquier responsabilidad por la placenta puede ser un buen recurso si hubiera inconvenientes.
En el momento que llegues a tu casa, mete la placenta a tu refrigerador, nosotros pasaremos a recogerla con una hielera para llevarla a liofilizar.